Los caracoles
manzano se han convertido en uno de los habitantes más comunes en nuestros
acuarios. Su gran tamaño y llamativa coloración son bien apreciadas, pero sobre
todo la fama de su predilección por las algas y su respeto por las plantas a
diferencia de la mayoría de los caracoles, son los responsables del creciente
interés por estos animalitos.
Sin embargo,
existe mucha información que no conocemos acerca de los caracoles manzana, como
que existen varias especies en su gran familia; y alguna de gran importancia
como el hecho de que algunas de éstas son devoradoras de plantas. Y
curiosamente, al contrario de la gran mayoría de caracoles, el caracol manzana
no es hermafrodita, existen sexos separados. Y para terminar de hacerlo aún más
especial, las hembras de algunas especies no ponen los huevos dentro del agua.
Pero si además os dijera que respiran tanto dentro como fuera del agua y que
son capaces de hacer trampas para capturar su comida “sin duda os sorprenderá
aún más” ¿verdad que es un animalito interesante? Vamos a conocerlo mejor.
Caracol manzana
(Pomacea bridgesii).
Los caracoles
manzana son moluscos gasterópodos y pertenecen a la familia Ampullaridae,
dentro de la cual existen varios géneros y especies. Los géneros reconocidos
más importantes son: Lanistes, Afropomus, Saulea y Pila, originarios de África,
y Pomacea, Marisa, Asolene y Felipponea, procedentes de América.
Además de las
especies del conocido género Pomacea, actualmente se pueden encontrar en
ocasiones a la venta algunas especies, como el hermoso Marisa cornuarietis, el
“caracol cuerno de carnero”, cuya concha de gran tamaño, recuerda al cuerno de
este animal.
Pero vayamos a la
especie que más interés despierta, Pomacea bridgesii. Además de ser conocido
normalmente como “caracol manzana” por su tamaño, en otros países recibe el
nombre de “caracol dorado” o “caracol misterio”.
Habita la región
tropical de la cuenca del Amazonas, prefiriendo aguas lentas con corrientes
suaves. Su especial adaptación que combina pulmones y branquias, le permite
vivir en aguas pobres en oxígeno como charcas y lagunas de poca profundidad.
Incluso es capaz de sobrevivir a períodos de sequía enterrado en el fango,
gracias a su capacidad de respirar aire y al opérculo que sella su concha
evitando la pérdida de humedad.
DESCRIPCIÓN:
La concha de esta
especie de caracol manzana posee unas cinco vueltas y crece durante toda su
vida, llegando a medir unos 40-70 mm de diámetro. Está formada por varias capas,
la superficial es una fina capa proteica que contiene varios pigmentos y es la
que da color al caracol. Bajo ella se encuentra una capa de carbonato cálcico,
de color blanco, que es la responsable de la dureza de la concha. Las uniones
de las espirales forman ángulos de 90º muy marcados con respecto a la concha,
como se puede ver en la imagen.
Pomacea bridgesii
macho, en el que se ha resaltado los ángulos rectos de las uniones de las
espirales.
Esta es una
característica importante, puesto que sirve para diferenciar al P. bridge
sii de otras dos
especies del mismo género muy similares, que sí devoran las plantas del acuario
y que en ocasiones se pueden encontrar a la venta en las tiendas de peces.
Estas dos especies
son: Pomacea canaliculata y Pomacea paludosa, y como hemos comentado antes,
además de un poco por la forma general de la concha, se diferencian de P.
bridgesii principalmente por no tener estos ángulos rectos tan identificativos.
P. canaliculata presenta ángulos agudos en las uniones de las espirales, es
decir, en lugar de ser planos están inclinados hacia dentro como si fuera un
canal (de ahí viene su nombre); mientras que P. paludosa tiene una forma más de
globo, y los ángulos de las espirales son mucho más abiertos, mayores de 90º.
Pomacea
canaliculata, se observa cómo las espirales no forman ángulos rectos, sino más
agudos, a modo de un pequeño canal o surco.También los tentáculos de los P.
canaliculata suelen ser más largos y más delgados que los de los P. bridgesii.
Como curiosidad, los
huevos de P. canaliculata cuando se secan son de color anaranjado intenso,
mientras que los de P. bridgesii son rosados.
Afortunadamente
para nosotros, en las tiendas la mayoría de los caracoles manzana que se
encuentran a la venta serán el apreciado P. bridgesii, aunque no está de más
saber esos pequeños consejos para diferenciarlos de sus primos devora-plantas.
Eso sí, no debemos fiarnos nunca del color de la concha a la hora de
identificar a los caracoles manzana, pues existen tanto P. bridgesii como P.
canaliculata de coloración salvaje y dorada. Aquí os pongo una foto para
compararlos.
P. bridgesii
(izquierda) y P. canaliculata (derecha) de coloración salvaje. Como se ve, la
principal diferencia está en la forma de las espirales de la concha.
El color de la
concha en los ejemplares salvajes varía entre el marrón-verdoso y el marrón
oscuro casi negro, en ocasiones pueden presentar rayas más oscuras sobre fondo
claro. Sin embargo, se han obtenido diversas variedades por selección, entre
ellas la que la que lo ha hecho famoso en acuariofilia, la variedad dorada.
Ésta presenta una concha de color amarillo-anaranjado y el cuerpo de color
amarillento pálido, muy claro. Prácticamente la totalidad de caracoles manzana
que se encuentran a la venta pertenecen a esta variedad, siendo bastante raro
encontrar alguno de coloración salvaje. Éstos suelen presentar el cuerpo y la
concha oscuras, pues en la naturaleza les sirve para mimetizarse mejor con su
entorno, aunque algunos tienen una concha de color marrón claro con rayas más
oscuras, son los llamados variedad “rayada” o “castaña”.
Y entre las nuevas
variedades obtenidas están los hermosos Pomacea bridgesii azul e ivory
(marfil). Los caracoles azules presentan la concha blanca-transparente y el
cuerpo de color negro, que al transparentarse a través de su concha, hace que
el caracol tome una coloración azulada. Los caracoles marfil también tienen la
concha blanca-transparente, pero al contrario que los azules, su cuerpo es de
color pálido.
Coloración Salvaje
P. bridgesii
variedad “castaña” o rayado.
P. bridgesii
variedades azul y marfil (centro).
El blando cuerpo
de los caracoles manzana posee una protección, el opérculo, que es una lámina
córnea con la que el caracol puede cerrar la apertura de la concha, evitando
ser devorado o molestado. El opérculo además, le sirve también para sellar su
concha evitando la deshidratación, y pasar los largos meses de sequía enterrado
en el fango.
El caracol posee
dos pares de tentáculos, el par más pequeño son los labiales, a ambos lados de
la boca, y el otro par son los largos tentáculos (incluso más que su cuerpo)
que utiliza tanto para localizar la comida como para “sentir” los objetos que
le rodean y así poder desplazarse por su entorno con facilidad.
Sus ojos no le permiten
una visión nítida, ni tan siquiera apreciar los colores. Parece ser que le
ayudan a diferenciar la intensidad de luz (día-noche) y buscar zonas oscuras en
las que refugiarse.
Sifón o pliegue
del manto a través del cual expulsa el agua tras pasar por su branquia (1);
sifón extensible para llenar de aire el pulmón (2); ojos (3); boca (4);
tentáculos de la cabeza (5); tentáculos labiales (6); zona de crecimiento de la
concha (7).
Como ya hemos
comentado antes, una de las peculiaridades del caracol manzana es que posee una
branquia y un pulmón, pudiendo obtener el oxígeno tanto del agua como del aire.
Para poder extraer el oxígeno del agua, el caracol bombea el agua a través de
su branquia y la expulsa a través de una especie de abertura similar a un sifón
en su parte derecha. En los ejemplares jóvenes y de concha fina o clara se
puede apreciar perfectamente a través de la concha, cerca del pulmón, una zona
más oscura que realiza un movimiento de bombeo para pasar el agua a través de
la branquia.
El pulmón del
caracol manzana es una adaptación para vivir en aguas pobres en oxígeno y
sobrevivir a la sequía. Es relativamente grande y está cubierto de gran
cantidad de vasos sanguíneos. Si la concha del caracol es fina o de color
pálido podemos verlo a través de ella como una zona de color más claro, aunque
esto se nota estupendamente en los marfil, se aprecia bastante bien en el
caracol dorado de la fotografía.
P. bridgesii
dorado macho en el que se ha señalado con flechas el contorno del pulmón, la zona
de color más claro que se aprecia a través de su concha.
El caracol puede
expulsar rápidamente el aire de su pulmón gracias a un esfínter. Esto es de
gran ayuda cuando detecta un peligro estando cerca de la superficie, expulsando
rápidamente parte del aire contenido en su pulmón para así poder descender más
rápido al fondo, donde estará más seguro. Al expulsar el aire, reduce su
flotabilidad al tiempo que se acelera su velocidad de descenso.También podemos
apreciar como libera estas burbujas de aire al tocar o molestar a un caracol
que está en el fondo.
A veces es posible
observar al caracol flotando en la superficie del agua (sobre todo cuando lo
sacamos del agua y lo volvemos a meter) debido a que ha llenado demasiado el
pulmón de aire. No debemos confundirlo con un caracol muerto que se queda
flotando, es algo del todo normal.
El pulmón del
caracol se llena de aire gracias a un órgano especial, el sifón. El sifón es un
tubo elástico situado en la parte izquierda, que sólo se puede apreciar cuando
el caracol lo despliega para respirar. Es tremendamente flexible y se puede
extender hasta más del doble de la longitud de la concha en caso necesario,
aunque generalmente no lo extienden en toda su longitud y prefieren acercarse
hasta el borde de la superficie para respirar. El sifón es de gran utilidad en
su medio natural para evitar ser demasiado visibles a los depredadores aéreos,
pudiendo tomar aire permaneciendo escondidos varios centímetros por debajo de
la superficie.
El caracol, a
través del sifón, llena de aire su pulmón mediante un movimiento de bombeo con
ayuda de su cabeza, metiéndola y sacándola ligeramente. Ciertamente es un
proceso muy curioso de observar.
Bombeando el aire a través de su sifón.
Caracol con su
sifón extendido.
MANTENIMIENTO:
Como caracol
tropical que es, la temperatura ideal del agua estaría entre los 20 y los 27ºC.
Su actividad aumenta en relación a la temperatura, mostrándose bastante
inactivo a 18ºC. Del mismo modo, al mantenerlo en un acuario de agua caliente
se acelera su metabolismo, acortando su ciclo de vida.
En un acuario de
agua fría vivirán más tiempo, pues tendrán algunos meses de reposo, aunque se
reproducirán preferentemente en verano, cuando la temperatura se acerque a los
25ºC.
Prefieren aguas
con pH 7 o superior, aunque toleran desde 6,5 a 8. En aguas ácidas, su concha
se empieza a disolver. Algo realmente importante para ellos es que necesitan
aguas que no sean demasiado blandas, pues es imprescindible para ellos el
carbonato de calcio para construir su concha. En aguas muy blandas pueden tener
dificultades para formarla.
Como hemos
comentado al principio, la última y fina capa que recubre y da color a la
concha, en cierto modo “protege” a la capa inferior de carbonato cálcico. Esta
fina capa, en los caracoles más viejos se va deteriorando de forma natural,
dejando al descubierto la capa blanca de carbonato cálcico. Por eso los
caracoles viejos pueden presentar pequeñas rugosidades y agujeritos en la
concha, que además al ir perdiendo los pigmentos de la capa externa, se va
tornando blanco-amarillenta, pero es un proceso del todo normal y no debemos
preocuparnos.
Caracol macho de 2
años de edad. Se puede apreciar cómo ha perdido parte de la capa anaranjada
protectora.
Por ese motivo,
los ejemplares jóvenes no suelen presentar este problema en su concha, además
de que sus colores son mucho más intensos, pues la fina capa externa protectora
está sana y los protege. Cuando crecen, esta capa proteica que recubre la
concha se va desgastando, y puede llegar a verse la capa blanca de carbonato
cálcico que se encuentra debajo, como en la foto de arriba. Esto no supone
ningún problema para el caracol, a no ser que se encuentre en agua con pH menor
de 7, entonces, la capa de carbonato cálcico queda desprotegida, se puede empezar
a disolver y aparecen agujeros.
El mayor problema
para el caracol serían los agujeros que dejan al descubierto parte de sus
órganos internos. Esto también puede ocurrirle en una caída al fracturársele la
concha. En los casos más graves, el caracol puede tener problemas para llenar
de aire su pulmón, algún daño interno o incluso ser mordisqueado por los otros
caracoles. Pero los caracoles pueden reparar su concha desde dentro, formando
una capa interna de calcio y sellando los agujeros. Por tanto, no debemos
preocuparnos si vemos estos agujeritos o desgastes en las conchas de los
caracoles viejos. Un caracol con la concha dañada (bien por el bajo pH o por
una caída) puede reconstruirla y tapar los agujeros con una capa interna de
carbonato cálcico, pero siempre que el pH y la dureza del agua sea la adecuada.
Eso sí, la capa externa no puede repararse, por tanto una vez tiene este
aspecto “desgastado”, así se quedará.
Caracol que ha
perdido la capa protectora y presenta un ligero desgaste en la concha. Además
también podemos apreciar una línea de sutura originada por un defecto en la
fabricación de su concha. Esto no es infrecuente, pero como casi siempre suele
ocurir y como vemos en la imagen, el caracol logra corregirlo y la concha
empieza a crecer de modo normal.
Para facilitar que
el caracol pueda formar correctamente la concha, el pH no debe ser ácido, y a
ser posible en aguas muy blandas, intentaremos subir la dureza añadiendo
conchas trituradas, alguna piedra caliza, e incluso un trozo de esqueleto de
sepia o un bloquecito de calcio para tortugas. Obviamente, esto se hará si los
habitantes del acuario no precisan de agua excesivamente blanda. De todas
maneras, los caracoles ayudan a bajar la dureza, al tomar los carbonatos del
agua. En un acuario pequeño con varios caracoles puede llegar a notarse esta
bajada, aunque en uno grande generalmente no se aprecia.
Hemos comentado
antes que los caracoles manzana necesitan respirar aire, por lo tanto,
deberemos dejar espacio para que puedan hacerlo. Un detalle importante es que
las hembras depositan los huevos fuera del agua, y si queremos reproducirlos
necesitan para ello un espacio de al menos 5-10 cm entre la superficie del agua
y la tapa del acuario.
Otro detalle a
tener en cuenta es que a veces los caracoles realizan fugas nocturnas, por lo
tanto si no queremos encontrarnos al caracol fuera del acuario por la mañana,
procuraremos cubrir las rendijas por donde puedan escapar con rejillas.
En mi experiencia
personal, nunca he tenido ningún caracol macho que escapara del acuario; hasta
las crías las he mantenido en táperes y acuarios destapados; pero por
desgracia, una hembra que salió del agua para desovar se equivocó de camino y
cayó al suelo. El problema no suele estar en que se deshidraten, pues son capaces
de sobrevivir varias horas fuera del agua, sino que se fracturen la concha al
caer y sufran un daño interno, como el triste final de esta hembra. Por lo
tanto, para prevenir posibles accidentes sería recomendable tapar con una
rejilla todos los agujeros y huecos por donde pudieran escaparse.
Sería conveniente
saber que muchos medicamentos que se usan para tratar las enfermedades de los
peces pueden matar a los caracoles manzana y otros invertebrados. Entre ellos
están el verde de malaquita y algunos antihelmínticos, y todos los que
contengan cobre, como muchos alguicidas. Yo aconsejaría sacar a todos los
caracoles manzana si se tiene que medicar el acuario, y posteriormente tras un
par de cambios de agua y filtrado durante algunos días con carbón activo para
eliminar posibles restos, devolverlos al acuario. Existen también algunos
abonos para plantas con bastante contenido en cobre que no es totalmente
consumido por las plantas y se acumula, pudiendo ocasionar la muerte de los
caracoles.
También debemos saber
que existen algunas especies de peces que comen caracoles, como la botia payaso
y los peces globo; normalmente suelen depredar los caracoles jóvenes, pero
pueden llegar a molestar continuamente a los caracoles adultos mordisqueando
sus cuernos o golpeando su concha, como en el caso de las botias.
ALIMENTACIÓN:
El caracol manzana
es omnívoro, aunque algunas especies como el Pomacea canaliculata son además
ávidas devoradoras de plantas, habiéndose convertido en una verdadera plaga que
devora plantaciones de arroz en Asia, donde fueron introducidos.
Afortunadamente,
Pomacea bridgesii, el caracol manzana que todos conocemos, no comparte este
gusto por la vegetación acuática. Prefiere alimentos blandos, algas o restos
vegetales en descomposición. Los caracoles no tienen dientes tal y como nos los
imaginamos, poseen una especie de lengua cubierta por varias filas de “dientes”
de quitina, llamada rádula, con la que raspan los alimentos. Con ayuda de sus
mandíbulas corta el alimento en pequeñas porciones antes de tragarlo.
Una parte
importante de la dieta de P. brigesii la constituyen las algas, siendo por eso
muy apreciado entre los acuariófilos, además de por su respeto a las plantas.
Prefiere las algas marrones y verdes, que raspa de las superficies del acuario
y hojas de las plantas con su rádula. No esperemos que vaya a dejar el acuario
completamente limpio de algas; no es muy selectivo, pues va comiendo aquí y
allá; aunque su trabajo ciertamente se nota.
P. bridgesii
hembra comiendo algas marrones sobre una hoja de Echinodorus. Incluso se puede
apreciar en la hoja las marcas que deja libres de algas tras rasparlas con su
rádula. La planta no resulta dañada en el proceso.
El caracol manzana
también se alimenta de esa especie de capa amarillenta de aspecto baboso que
cubre los cristales y los objetos del acuario.
En los acuarios
pequeños, con muchos caracoles (como los dedicados a su cría) podemos ver que
el agua está ligeramente turbia, esto es debido a que en el intestino del
caracol hay gran cantidad de microorganismos que le ayudan en la digestión, y
que son expulsados con las heces. Yo he comprobado que al alimentarlos sobre
todo con comida vegetal (verduras cocidas, lechuga hervida) se aumenta más la
turbidez del agua causada por este hecho, debido a que necesitan más
microorganismos para ayudarles a digerirlos; con comida seca comercial el agua
permanece más clara.
Estos
microorganismos no suponen ningún peligro para los peces, al contrario, sirven
de alimento a alevines de peces pequeños. Por lo tanto, resulta de gran interés
mantener alguno de estos caracoles en los acuarios de cría, además de
alimentarse de los restos de comida que quedan en el fondo y limpiar los
cristales de algas, proporcionarán estos infusorios para los alevines más
pequeños.
Como ya hemos
dicho al principio, el caracol manzana P. bridgesii es omnívoro, prefiriendo
sobre todo alimentos blandos y algas. En ocasiones puede mordisquear las
plantas más blandas, como la hygrophila o la ambulia, sobre todo si tienen
algas, si no encuentra alimento suficiente.
Para asegurarnos
un buen crecimiento del caracol, además de su dieta base de algas, debemos
proporcionarle algo de alimento variado. Podemos darle larva roja de mosquito,
verdura cocida (como guisantes cocidos y pelados), lechuga, acelga, papilla,
espirulina y cualquier tipo de comida seca para peces (hojuelas, gránulos).
Acepta todo alimento que sea lo suficientemente blando para que lo pueda
mordisquear; además, también es carroñero y no desperdiciará la oportunidad de
alimentarse del cadáver de un pez que haya muerto en el acuario.
Un ejemplo de
algunos alimentos que podemos ofrecer a nuestros caracoles: larva roja de mosquito,
hojuelas, guisantes cocidos y papilla.
Un comportamiento
realmente curioso del caracol manzana, y que muchos habréis tenido la suerte de
observar, es cómo capturan alimento en hojuelas que flota en la superficie.
Para ello, se acercan a la superficie del agua y crean un embudo con la parte
superior de su musculoso pie. Entonces, con el mismo sistema que utilizan para
desplazarse por el suelo, hacen circular el agua por la parte superior de su
pie en dirección descendente, de manera que van atrayendo hojuelas y las
acumulan en el embudo. Cuando el caracol decide que ya ha capturado
suficientes, mete su cabeza en esta especie de trampa-embudo y disfruta de la
comida capturada.
He podido
comprobar que los pequeños caracoles con un mes de edad ya son capaces de hacer
este curioso truco instintivamente.
Caracol formando
el embudo de captura
Visión superior
del embudo
Comiendo las
hojuelas capturadas
Otro truco curioso
que pueden realizar los caracoles manzana es el de desplazarse en posición invertida
(con la concha apuntando al suelo) bajo la superficie del agua si está en
calma. Esto se observa más en los ejemplares jóvenes, que aprovechan la tensión
superficial del agua para desplazarse, buscar comida o simplemente descansar.
Son realmente curiosos.
REPRODUCCIÓN:
La reproducción es
otro de los aspectos más interesantes de estos curiosos moluscos. La mayoría de
caracoles, acuáticos y terrestres, son hermafroditas (un individuo posee ambos
sexos, aunque necesita de otro para fecundarse). Pero éste no es el caso de los
caracoles manzana, en los que existen sexos separados.
Es por esto que
una de las dificultades para su reproducción sea conseguir al menos un ejemplar
de cada sexo, por lo tanto recomiendo que se compren varios ejemplares para
aumentar las posibilidades.
En teoría resulta
difícil diferenciar externamente el sexo de los caracoles, pero yo os voy a
contar unos pequeños trucos que yo utilizo para identificar los míos con un
gran porcentaje de aciertos.
El primero y más
sencillo es observar si un caracol se sube encima de otro para copular,
permaneciendo en esa posición bastante tiempo. El de arriba será el macho, y la
de abajo, la hembra. Aunque esto no tiene por qué ser siempre así, pues yo he
visto a un par de mis machos intentar copular con otros machos ya
identificados, sobre todo cuando no hay caracoles hembras en el acuario.
El segundo método
es el que yo utilizo más frecuentemente con buenos resultados, sobre todo a
partir de los 2 meses; cuando son más pequeños no es tan fiable. Se trata
simplemente de observar la presencia del ovario a través de la concha de las
hembras. Se puede apreciar como una zona marrón que abarca casi toda la vuelta
de la primera espiral. Como resultaría lógico pensar, los machos no presentarán
esta zona oscura. Obviamente, este método resulta realmente difícil si los
caracoles tienen la concha oscura, como los de coloración salvaje, o si ésta es
gruesa o si son jóvenes, ya que el ovario aún no estará maduro.
Caracoles macho y
hembra dorados de 3 meses de edad
Visión superior de
los caracoles macho y hembra
El tercer método
es el más fiable para identificar los sexos de los caracoles, especialmente si
son grandes. Se trata de sacar al caracol del agua y esperar a que saque su
cuerpo de la concha, intentando darse la vuelta, para poder apreciar en la
parte superior derecha (del caracol) la presencia (o ausencia) del abultamiento
del pene.
En los machos
(lógicamente) podremos apreciar un bulto en esa zona bajo la concha, que es de
donde sale el pene a la hora de la cópula. En las hembras, no veremos nada.
Puede ser bastante
difícil conseguir que el caracol asome la cabeza, es cuestión de paciencia. Un
pequeño truco mientras lo tenemos agarrado, es acercarlo a una superficie
cuando ya ha sacado parte del cuerpo; el caracol se estira para aferrarse, y
podemos aprovechar ese momento para observarlo.
P. bridgesii
macho. Se aprecia perfectamente el abultamiento y el pene replegado
P. bridgesii
hembra. A diferencia del macho, no presenta ese abultamiento
No he encontrado
información contrastada acerca de a qué edad son sexualmente maduros los P.
bridgesii, pero yo he tenido un par de puestas de hembras a los 3 meses de
edad. Los machos copulan con las hembras durante todo el año, incluso en
invierno, pero éstas pueden almacenar el esperma y fecundar los huevos cuando
la ocasión para la puesta sea más propicia, lo que explica que algunas hembras
solas puedan poner huevos fértiles al cabo de varios meses sin presencia de
otro ejemplar.
Cuando el macho
encuentra a una hembra (parece ser que las localizan por su olor), se sube a su
concha por detrás y se aferra a ella envolviéndola con su pie. Después
introduce su pene en el orificio genital de la hembra (en la parte derecha,
bajo la concha) y permanece así durante las varias horas que puede llegar a
durar la cópula. Es bastante persistente, y sigue aferrado a ella incluso
aunque lo saquemos del agua.
Cópula de P.
bridgesii, se puede apreciar cómo el macho envuelve la concha de la hembra con
su pie
Otra cópula de P.
bridgesii, desde otro ángulo
Aunque algunas
especies de caracol manzana ponen sus huevos en una masa gelatinosa bajo el
agua (como los Marisa y Asolene), otras entre las que se encuentra P. bridgesii
desovan fuera de ella, necesitando por tanto un espacio de aire entre la
superficie del agua y la tapa del acuario al menos del tamaño de la concha del
caracol (unos 5-10 cm).
La hembra abandona
el agua durante la noche en busca de un lugar adecuado para depositar su
puesta. Generalmente prefiere las superficies lisas, como el cristal de los
laterales o la tapa del acuario. Va depositando los huevos deslizándolos de uno
en uno desde su cuerpo hasta el cristal y dando forma a un racimo de color
blanco brillante.
Puede depositar
entre 100 y 500 huevos de 2 a 3 mm, dependiendo del tamaño de la hembra, lo que
le puede llevar de 1 a 3 horas. He observado que aproximadamente ponen unos dos
huevos por minuto y en mi caso, la mayoría de las puestas que presencié fueron
realizadas en las primeras horas de la noche.
Una vez ha
terminado, se suelta y cae al agua. Si está bien alimentada y en buena forma,
puede desovar otra vez a los tres o cuatro días.
Hembra depositando
sus huevos; se puede incluso apreciar cómo uno de ellos se desliza hacia el
racimo. Observar el color blanco brillante de los huevos recién puestos.
Puesta de una
hembra de gran tamaño, de unos doscientos huevos aproximadamente. Aunque no
tiene suficiente espacio para salir del agua,apenas unos 4 cm, no tiene
problema en depositar su racimo.
Con respecto al
desove de los caracoles manzana, influyen varias cosas como la temperatura, la
disponibilidad de un sitio de puesta y la alimentación. El metabolismo de los
caracoles se acelera con las temperaturas altas (25ºC), mientras que se
muestran más inactivos a temperaturas más bajas. Por supuesto, si la hembra no
encuentra un sitio adecuado donde desovar, no lo hará o quizás lo haga bajo el
agua, ahogándose los huevos.
Se podría pensar
que la temperatura es el factor con mayor influencia en el desove de los
caracoles manzana, pero he podido comprobar mediante algunos experimentos que
la alimentación ocupa un lugar más importante.
He conseguido
provocar varias puestas en invierno con el agua a 20ºC simplemente dándoles una
ración extra de alimento en hojuelas o larvas de mosquito. Repito el proceso
durante dos-tres días, ofreciéndoles alimento en abundancia; y en el 80% de las
ocasiones obtuve una puesta. Uno de esos ejemplos es el de la foto anterior de
la hembra grande.
Normalmente la
puesta la realizan en los vidrios laterales del acuario o en una esquina de la
tapa. Lo ideal sería dejar los huevos donde están, pues mamá caracol es muy
sabia y ha escogido ese sitio por su adecuada humedad para el desarrollo de sus
huevos.
Puesta de P.
bridgesii (izquierda) y de P. canaliculata (derecha). Como se puede apreciar,
los huevos de P. bridgesii al secarse toman un color rosado, mientras que los
de P. canaliculata son de un naranja-rojizo intenso.
Puesta de P.
bridgesii en la tapa de cristal, con unas diez horas.
Pero de noche, el
acuario es muy diferente a como es de día, y la hembra quizás haya puesto su
racimo de huevos justo bajo la pantalla de fluorescentes, que con el calor
excesivo que produce, podría echar a perder la puesta.
Es en este caso
cuando nos podemos plantear cuidar del racimo de huevos en un lugar aparte, así
además nos aseguramos una mayor supervivencia de los pequeños caracoles hasta
que sean un poco más grandes.
Los huevos recién
puestos son blandos y de color blanco, que va cambiando a un color rosado a
medida que se seca y endurece su capa calcárea protectora. Debemos esperar a
que el racimo esté endurecido para poder moverlo, de lo contrario dañaríamos
muchos huevos. Yo aconsejaría esperar por lo menos un día antes de despegarlo, y
si está bajo la pantalla, evitaremos en lo posible encenderla durante ese día.
Después podemos cogerlo simplemente con los dedos y hacer una leve presión para
despegarlo (mojar la base del racimo puede ayudarnos).
Existen muchos
métodos de cría artificial, la mayoría con buenos resultados. Simplemente
deberemos tener en cuenta que los huevos necesitan un alto grado de humedad,
pero no pueden estar bajo el agua. Y que su desarrollo se acelera con las altas
temperaturas (25-27ºC). Podemos colocar los racimos en un pequeño taper o
recipiente bajo con agua y sobre un trozo de perlón, para que tengan humedad,
si la temperatura ambiental es alta. Si no, podemos colocar este recipiente
flotando en una esquina del acuario, para que se mantenga a temperatura
constante. Conviene de vez en cuando humedecer un poco los huevos con agua.
Varios racimos de
huevos en una incubadora, de entre 1 semana y 24 horas.
Los caracolitos
eclosionarán entre 1 y 4 semanas dependiendo de la temperatura (a 27ºC tardan
cerca de 2 semanas), pero para que puedan romper el huevo éste debe estar
húmedo, de lo contrario los pequeños no podrán salir. Aconsejo observar los
racimos atentamente a partir de las dos semanas, para ver los puntitos
amarillos (que son los pequeños caracoles) en el interior de los huevos, e
incluso romperlos delicadamente con ayuda de un palillo o sacudir el racimo
bajo el agua para ayudar a salir a las crías, en caso de que el racimo se
hubiera endurecido demasiado.
No siempre eclosionarán
todos los huevos. Yo me he encontrado casos en los que la mayoría de los huevos
del racimo no estaban fecundados, y otros que se secan o se deshidratan. Los
huevos no fértiles se quedan de color rosado, y si pasadas cuatro semanas los
rompemos, observaremos en su interior una especie de gelatina viscosa, que
puede tener mal olor. En general, las segundas puestas de las hembras suelen
tener mayor éxito que las primeras, sobre todo si son jóvenes.
Los primeros
caracolitos comienzan a eclosionar. Como se ve, tienen ya su color dorado desde
que nacen.
Los pequeños
caracoles recién nacidos son apenas una bolita de 1,5 mm de longitud, pero ya
están preparados para valerse por sí solos. Si hemos dejado la puesta en el
acuario, ellos romperán el huevo y caerán al agua, empezando a alimentarse de
algas y la capa babosa que recubre los cristales. Si el racimo está demasiado
duro, podemos remojarlo en agua o romperlo para ayudar a salir a las crías. Es
importante que puedan conseguir comida sin recorrer demasiada distancia,
además, necesitan respirar aire, así que tenderán a quedarse cerca de la
superficie.
Tenemos que tener
cuidado en no sifonearlos o aplastarlos al limpiar los cristales. Ellos solos
crecerán, ya que tienen alimento disponible cuando quieran y los más fuertes
sobrevivirán y serán claramente apreciables en un par de semanas.
Si los preferimos
criar aparte, podemos mantenerlos en un recipiente con dos dedos de agua, no es
necesario más hasta que no crezcan un poquito. Los pequeños no necesitan un
alimento especial, comen exactamente lo mismo que los adultos; lo único que
procuraremos será que esté lo suficientemente pulverizado para que puedan
comerlo.
Yo los he
mantenido en pequeños recipientes de plástico, proporcionándoles verdura como
guisantes cocidos finalmente pulverizados, papilla, espirulina y hojuelas para
peces finamente trituradas.
Caracolitos recién
nacidos de apenas una hora de vida y otros con tres días; ciertamente crecen
con rapidez.
Un cambio de agua
diario es recomendable. Según van creciendo, se les cambia a un recipiente más
grande, no necesitan un gran espacio mientras tengan buena calidad de agua.
Después, cuando miden 1 cm los paso a un acuario de cría con filtro interno,
donde completan su crecimiento. El acuario que veís en la foto tenía unos 150
caracoles de 2 cm, y aún había unas cuantas decenas más en varios táperes.
Algo importante a
tener en cuenta cuando se tiene una gran cantidad de caracoles manzana juntos
en el mismo acuario, es que necesitarán mayor aporte de carbonatos y calcio en
el agua para formar sus conchas. Como donde yo vivo, el agua es muy blanda,
suelo poner algunos bloques de calcio para tortugas con el fin de favorecer el
buen crecimiento de las conchas.v
Caracoles manzana
de dos meses de edad. Ciertamente resulta sorprendente pensar que son los
mismos minúsculos caracolitos de la foto anterior.
Con buena
alimentación y un adecuado aporte de vegetales, crecen realmente rápido, esto
se nota especialmente cuando las puestas se llevan entre sí una semana; los
pequeños caracoles doblan su tamaño rápidamente; en tres meses pueden medir ya
3 cm.
Y todo ello para
convertirse en unos grandes y hermosos habitantes de nuestro acuario; que sin
duda despertarán admiración y curiosidad entre los que observen nuestro
acuario. Este enorme caracol dorado no pasa desapercibido entre las visitas.
“Caracolote” con
sólo 3 años de edad, aún no había alcanzado su máximo tamaño. El pequeño
caracol que aparece con él es la hembra que compré y con la que se aparearía un
año despues.